Cada uno de ellos es un trozo de vida. No es una secuencia de la vida, ni intenta ser un sesudo estudio antropológico o etnográfico. No quiere ser un homenaje a cada etapa de la vida en sí. Es simplemente la vida, tal como la percibe el artista.
Se trata de figuras humanas vitalistas y próximas, positivas y optimistas, conjugadas con elementos arquitectónicos cuya aparición reiterada es un proceso de ósmosis entre lo efímero y lo perenne. Donde sobresale el aire místico con los que los carga, herencia artística del Barroco del que, como gran admirador, recoge parte de su técnica. En un mundo empachado de superficialidad, de nichos independientes y herméticos en los que tratamos de aislarnos para no contagiarnos de otros seres humanos, en el que, en aras del desarrollo, sacrificamos nuestra convivencia, cada uno de estos dinteles son espacios abiertos que rompen celdas, no buscan etiquetas ni afanes estéticos. No tratan de establecer principios. Sólo son luces, faros de algo tan simple como la vida. Cada personaje, cada elemento, cada sombra, cada luz, está pintado. Es la trompe-l oeil con la que nos engaña el artista, es una nueva forma de pintar, pero aprovechándose de las nuevas tecnologías, una nueva utilización de la digitalización, un campo que abre nuevas formas para la expresión del arte. Pero el espectador no debe dejarse engañar, ¿O sí?.
Uno encuentra sabiduría en estas obras, experiencia en la composición, en el juego con las luces. Son el reflejo de una personalidad creadora, de un carácter intenso que a pesar del tiempo no da la espalda a lo que viene, que no sólo se adapta a las novedades, sino que se vale de ellas para seguir mostrando todo lo que lleva dentro. Alejandro Reino es uno de los artistas más creativos y versátiles de su tiempo, un creador obsesivo que por encima de todo ha buscado comunicarnos a través de sus cuadros que cada instante, que cada visión, es un momento único, un instante digno de ser observado, y que para no dejar que esos momentos se pierdan deben quedar grabados. Él se ha convertido a lo largo de su vida en el canal de comunicación y nosotros somos los privilegiados receptores del mensaje. Pero, para nuestro regocijo, sus mensajes son obras de arte.
En esta exposición, comisariada por Diego Reino, es la primera vez que se expone su obra fotográfica, disciplina con la que siempre estuvo muy vinculado; ya fuera para capturar imágenes que luego refleja en sus lienzos, o para la realización de reportajes que han sido publicados por prestigiosas revistas como la Interview Magazine de Nueva York...